La OEA al servicio de la estrategia Norteamericana. Luis Almagro al descubierto.
Desde el año pasado han comenzado a correr noticias sobre fuertes cuestionamientos al Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA) planteadas en términos de uso indebido de fondos de la organización, fundamentalmente, para cuestiones de carácter personal.
Un seguimiento de medios y declaraciones del propio Gobierno norteamericano a veces nos lleva a concluir que la amplificación y alcances de este tema puntual tiene que ver más, con la política interna de dicho país, a que una saludable actitud de control y características del gasto de una estructura gubernamental de tal envergadura. Dicho esto, parece necesario poner centralidad en las acciones y decisiones que el propio titular de la OEA ha venido adoptando a lo largo del continente, donde todas tienen una doble característica: avalan posicionamientos de las derechas autóctonas y además, son funcionales a la política exterior del gobierno estadounidense para América Latina. Esto se amplifica también, en un contexto donde ese hilo conductor del Departamento de Estado de EEUU, termina en la coyuntura actual, con las declaraciones de la Jefa del Comando Sur, la generala Laura Jane Richardson, dejando en claro los intereses yanquis por los recursos naturales y planteando a China como un peligro para la seguridad nacional, lo que implica, entre otras cosas, que los países del cono sur que tengan relaciones comerciales y políticas con el gigante asiático, quedan automáticamente en la mira de la estrategia exterior norteamericana. Almagro ha favorecido con su accionar el golpe a Dilma Rousseff en Brasil y de una manera escandalosa el de Bolivia contra Evo Morales, la inhabilitación de Lula, su actuación en Haití, la falta de un posicionamiento claro y condenatorio a la represión y las muertes por parte de gobiernos de derecha en Ecuador, Colombia y Chile a manifestantes y opositores; dilatando el informe de la Comisión de Derechos Humanos de la OEA sobre la represión que se lleva adelante en Perú; es decir situaciones verificables, en muchos de esos casos con denuncias concretas y hechos comprobados. Pero la cuestión no se detiene allí, su mutismo ante los atentados a Francia Márquez en Colombia y a Cristina Kirchner en Argentina, sumado en este último caso, a la inhabilitación que se plantea sobre la Vicepresidenta argentina enlaza con hechos de otra naturaleza pero igual origen: la validación de la representación de Guaidó, y su presencia de carácter personal en la frontera colombiana durante el conflicto de dicho país y Venezuela. El retiro del gobierno de Nicolás Maduro y el Nicaragua señalan también la lectura sobre su gestión que se está realizando en cada Nación, sabiendo de antemano que con el Estado Plurinacional de Bolivia la relación es de no retorno. La OEA intensifica su accionar en consonancia con las necesidades norteamericanas y achica su representación real. Este conglomerado de elementos señalados ameritan corroborar que no estamos frente a cuestiones cargadas de subjetividad, o de análisis parciales, sino a un modus operandi que está restringiendo los derechos de los pueblos, y dinamitando las democracias que salen de un perfil neoliberal para plantear otros modelos de participación, equidad económica y justicia social. Este contexto debe habilitar claramente, dos instancias. Por un lado el fortalecimiento de otros organismos de integración, concretamente: CELAC, MERCOSUR y UNASUR, en este último caso luego de las declaraciones del Presidente Lula y por el otro, interpela a los gobiernos de la región para diseñar estrategias más coordinadas que pongan freno a Luis Almagro al frente de la OEA. La centralidad del planteo y objeciones a su accionar es esencialmente, político. Para dimensionar esta conclusión basta con repasar el contenido de la Carta que oportunamente Pepe Mujica le remitiera: “Sabes que siempre te apoyé y promoví. Sabes, que tácitamente respaldé tu candidatura para la OEA. Lamento que los hechos reiteradamente me demuestren que estaba equivocado. No puedo comprender tus silencios sobre Haití, Guatemala y Asunción, al mismo tiempo publicás carta respuesta a Venezuela.” Y agrega finalmente: “Lamento el rumbo por el que enfilaste y lo sé irreversible, por eso ahora formalmente te digo adiós y me despido”. La tarea, las prioridades y los desafíos están expuestos entonces, en el escenario latinoamericano. RED DE COMUNICADORES DEL MERCOSUR Patria Grande, 17 de Marzo de 2023.-